jueves, 6 de noviembre de 2008

El primer paso

Siempre es difícil dar el primer paso. A nosotros mismos (me refiero a los humanos) nos cuesta más de un año darlo y cuando por fin lo conseguimos, mantenernos en pie nos cuesta los indecible. Es curioso cómo todo lo que se hace por primera vez resulta muy costoso: El primer día de colegio, La primera entrevista de trabajo, el primer beso, la primera relación... Todo lo que hacemos por primera vez, en cierto sentido, duele.
El filósofo alemán Edgard Lowell Pontheim habla de las primeras experiencias de la siguiente manera:
"Los comienzos son como los finales, queremos que lleguen, pero cuando lo hacen son tan impactantes que ni el paso de un elefante al lado de nuestra oreja podría desviarnos la atención".
Y tal vez tenga razón. Ya podemos practicar el ejercicio zen más efectivo que cualquier cosa que tengamos que hacer por primera vez nos quitará incluso hasta el sueño. Hay una cita de Robespierre muy adecuada para este tema: "Si lo llego a saber, no empiezo todo ésto", porque claro, el miedo al comienzo, a la página en blanco, es el miedo a todo lo que vendrá después.
Los toreros podrían hacer verdaderas disertaciones sobre el tema: No temen a que se abra la puerta de chiqueros, temen a lo que viene después... Normal.
Todos nosotros hemos sufrido miles de veces el horror del primer paso. Sin ir más lejos, todas las mañanas. ¿Por que es tan duro levantarse por las mañanas? no es por la pereza de levantarse, no. Es por el respeto a encontrarse con algo que no sabes qué es cada día. Y ése es nuestro sino. Ya lo dijo Ortega y Gasset: "El hombre es un animal de costumbres"
y es que siempre se tiene miedo a lo desconocido y a lo nuevo.
Pero también hay que tener en cuenta que el mundo ha evolucionado gracias a los intrépidos. De no ser así, todavía seríamos unos caza-recolectores prehistóricos en busca de frutas y restos de animalillos para comer. El sociólogo británico Frank Bridge Michael, a mediados del S.XVIII ya dijo "El primer humano que plantó una semilla, el primer humano que asó al fuego un trozo de carne, el primer humano que se resguardó de la lluvia con un montós de hojas de árbol, es el verdadero padre de nuestra sociedad, gracias a él tenemos los grandes logros de la ciencia". Y no le faltaba razón. Aquel hombre fue el precursor de los ordenadores y las famosas "cookies", de los viajes espaciales y de la utilización de las células madres...
Siempre hay alguien que empieza. Y en este caso soy yo.

1 comentario:

Mai dijo...

Si. Esperemos que no seas el único.