lunes, 17 de noviembre de 2008

Mal de Muchos...

Hubo un tiempo en que intentó hacerse mayor, a pesar que en su casa ya lo habían hecho hombre con 8 años, llevando una casa y un hijo postizo con carne de hermano pequeño. Tenía llaves, compraba en el supermercado, preparaba la merienda y criaba a un niño que se negaba a aceptar su autoridad. Pero era lo que tocaba, sabía que la vida era cara, que Papa y Mama tenían que trabajar y él como primogénito tenia la obligación de proteger la estirpe mientras los progenitores buscaban el sustento.

Y al igual que el innato instinto en los animales les permite sobrevivir, a él le ayudo el rol impuesto, aunque todo esto significará después la mayor de las rebeldías, pero es lo que tienen las imposiciones, se vuelven contra el "dictador".

Nunca culpó a nadie, pero como el que no ve así sucedió, pasaron los años y aceptó sin condición el papel de hijo mayor, responsable, que haría carrera universitaria, se casaría con una buena mujer, por la Iglesia, y que estaría cerca del lecho materno para culminar con lo que antaño se llamaba tener éxito.

Ahora el éxito cambio de personajes. Son varios dentro de un teatro que nunca baja el telón, a no ser que seas un desconocido, y dónde todo importa menos el como llegaste hasta ahí y no el casarse antes de los 25 y tener un puesto fijo y bien remunerado.

Para él todo eso era secundario, prefería atender al público…

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