domingo, 23 de noviembre de 2008

"Muerte accidental de un anarquista" de Darío Fo

A finales de la decada de los 60 en españa queríamos ser una democracia civilizada, anhelabamos libertad, como en Inglaterra, Francia o Italia.
En este último país, en ese mismo momento, al parecer tiraban a sospechosos de conspiradores desde las ventanas de los pisos superiores de las comisarias de policía.
Fo se burla de todo. Él mismo admite que en los tiempos que corrían, que corren, reducirlo todo al absurdo es la única opción de crítica válida.
¿Cuándo una sociedad alcanza la mayoría de edad? Cuando alcanza la dignidad. Toma claro. Pero, ¿Cuándo alcanza eso último? Cuando nadie impide que estallen ESCANDALOS. El gobierno no oculta esos escándalos. Al revés. Somos libres de hablar de ellos, cotorrear sin sentido sobre ello, censurar de sinvergüenzas a los beneficiarios de esos escándalos, burlarnos de quienes ofrecen soluciones. Idealistas del carajo. El ser digno, es el no engañado, inteligente humanoide que sólo quiere desahogarse, no quiere nada más. ¡ Que verguenza! ¡Sin vergüenzas!
Al parecer le han educado en que no hay que ser radical, y hacer algo...
"Hemos probado a no hacer nada y ya no sabemos que más hacer".
De ahi que todo sean escándalos y contradicciones, para poder censurarlo todo, hablar, piar y cotorrear hasta perder la cabeza
Digno de destacar el personaje del loco, que lidia entre comisarios, jueces, obispos y periodistas, el que destapa todas estas cuestiones.
A mi humilde parecer, el único cuerdo

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