miércoles, 3 de diciembre de 2008

"Lanzarote" de Houllebecq. Pentalogía del hartazgo( I )

Michel Houllebecq es la voz, -cínica para unos, aguda para otros, nihilista he llegado a oir, -del para mi punto de vista, hartazgo monumental hacía otros individuos de su, nuestra, especie.
No nos soportamos más. Preferimos trocar ese rechazo con feos ismos- racismo, sexismo, clasismo...- antes de reconocer que ya nadie soporta a nadie. Sin exclusiones.
Cada libro de Houllebecq supera al anterior. Este, Lanzarote, fue el primero que leí. Luego he visto que todo lo apenas esbozado aqui, turismo sexual, sectas, clonación humana, incapacidad de amar, sexo como utopía, hartazgo vital, sexo, imposiblidad de recibir amor- ¿he dicho ya sexo y hartazgo vital?-, todo esto, digo, se repite en sus posteriores novelas, revisado y ampliado.
En lanzarote un funcionario harto de todo marcha a esta isla a desconectar y si puede ser resetearse. Como esto aún no es posible, pues se embarca en una aventura con dos alemanas muy abiertas. Hay un momento en la playa, en medio de la arena a la vista de quién quiera ver, que lo poco que se dicen entre ellos está escrito en inglés; será para no herir suceptibilidades. En la isla, siempre pensó en la posibilidad de una isla, se esconde el sueño de una vida sin desasosiego, con pocos humanos y estos en vias de sustitución por réplicas que no sientan la necesidad de molestar en tiempos de paz, aniquilar en tiempos de crisis.
Recomendabilísmo Houllebecq. Risas, escenas picantes, agudas anotaciones de la vida humana, y un poco, bueno un mucho, de mala leche.
Un hombre analógico en un mundo digital.

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